No todos los segmentos estratégicos poseen el mismo potencial o atractividad y ello depende de su entorno social y económico, principalmente de las fuerzas competitivas o aspectos estructurales clave que, conjuntamente, configuran la intensidad de la competencia.
Solamente se está en posibilidades de identificar las verdaderas fuerzas y debilidades respecto del sector donde se compite, una vez que han sido diagnosticadas las fuerzas que afectan la competencia en los segmentos estratégicos. Para ello es necesario:
- Identificar los productos - segmentos estratégicos con más posibilidades de éxito;
- Realizar un ejercicio participativo con expertos en cada producto - segmento estratégico;
- Medir las fuerzas para cada segmento estratégico a través de un sistema de ponderación de intensidad.
- Perfilar la posición competitiva;
- Definir una estrategia
Lo anterior con el propósito de transferir toda la información resultante a un esquema de orientación estratégica. La figura siguiente esquematiza la idea:
Para Michael E. Porter, una estrategia competitiva “comprende una acción defendible contra las cinco fuerzas competitivas (...) e implica varios enfoques posibles:
- posicionamiento de la empresa de tal manera que sus capacidades proporcionen la mejor ubicación defensiva en función de las fuerzas competitivas existentes;
- influir en el equilibrio de fuerzas mediante movimientos estratégicos, mejorando así la posición relativa; o
- anticipar los cambios en los factores que fundamentan las fuerzas y responder a dichos cambios con rapidez, aprovechando el cambio para elegir la estrategia adecuada al nuevo equilibrio competitivo antes de que los competidores lo reconozcan”
0 comentarios:
Publicar un comentario